Nunca sabré cuándo termina lo bueno, lo malo. Nunca sabré cuándo termina lo que alguna vez empecé.
Nunca tendré en mis manos el poder del saber
ni cómo, ni cuándo, ni dónde.
Nada está escrito,
nada está determinado.
Al final, sabré que todo acabó cuando mis ojos se hayan cerrado.
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